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El turismo: una oportunidad para el desarrollo económico de las zonas rurales (Parte 1)

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Autora: Coralie Marti
País: Francia

I. Diseñar un programa de apoyo al turismo rural

Cada vez es más frecuente que el turismo sea un sector clave de la economía de los países con inversiones internacionales. En 2019, justo antes de la crisis sanitaria global de la COVID-19, la Organización Mundial del Turismo (OMT) pronosticó una tasa de crecimiento anual promedio de 5 % en los flujos turísticos internacionales hasta el 2030, particularmente en los países en desarrollo.

La crisis actual interrumpió de manera brutal esta dinámica, con un descenso de aproximadamente 80 % respecto al flujo internacional estimado para 2021, provocando consecuencias económicas y sociales graves. La OMT, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) y la mayor parte de los analistas del sector turístico prevén, a pesar de esto, que el sector tendrá una recuperación a partir de 2022 o 2023, tras una estabilización de las condiciones sanitarias. En el marco de este rebote esperado, el turismo rural podría ser uno de los primeros sectores en crecer nuevamente, particularmente debido a los cambios de comportamiento de los turistas. Estos, ya sea por limitación (por ejemplo, el cierre de fronteras) o por elección (el deseo de escapar de las ciudades y las aglomeraciones, la aspiración de “conectar con la naturaleza” después del confinamiento, etc.), en el curso de los próximos años dirigirán cada vez más su interés hacia destinos relativamente poco frecuentados, más cercanos a la naturaleza, pero también más próximos a sus lugares de origen. El desarrollo turístico representa una oportunidad nada despreciable para la creación de actividades económicas y de empleos en algunos espacios rurales. 

La expresión “turismo rural” se asocia frecuentemente a los conceptos “turismo agrícola”, “agriturismo” y “turismo de granja”. Se habla de turismo agrícola o de agriturismo (llamado también agroturismo) cuando el objetivo del viaje es principalmente el descubrimiento de los saberes agrícolas de un territorio y, por extensión, de los paisajes, las prácticas sociales y las especialidades culinarias que se desprenden de la agricultura. La visita tiene un objetivo agrícola específico, como estar con animales, comprender la elaboración de vinos y licores o degustar productos locales, como quesos. Por su parte, la expresión “turismo de granja” designa el alojamiento de los turistas en granjas, sin que el objetivo del viaje esté necesariamente ligado a la agricultura. El objetivo del viaje (por ejemplo, senderismo, visitas a sitios y patrimonios naturales, gastronomía, etc.) se encuentra en la zona rural más amplia, pero los visitantes son alojados en granjas activas, convertidas parcialmente en instalaciones de alojamiento. 

Por su parte, el turismo rural es un concepto mucho más amplio que incluye toda forma de turismo que tenga lugar en el entorno rural. Puede incluir otras formas de alojamiento (refugios, campamentos, hoteles clásicos) y actividades que se practiquen en el entorno rural, pero que no están necesariamente ligadas a la agricultura, tales como deportes de aventura y visitas a sitios patrimoniales, reservas naturales, mercados tradicionales e incluso festivales culturales. 

Los productos del turismo rural (es decir, los bienes o servicios que serán vendidos a los turistas y generarán un ingreso) se pueden desarrollar a través del agriturismo (alojamiento en granjas, visitas guiadas y/o participación en actividades agrícolas, etc.), pero también, en mayor medida, a través de otro tipo de actividades que se pueden practicar en el entorno rural, por ejemplo, ligadas a la contemplación del paisaje, al deporte, a los pasatiempos, al bienestar o a atracciones culturales. A fin de paliar los efectos de las caídas económicas a nivel local, un destino rural atractivo y competitivo debería proponer otros productos turísticos además del alojamiento.

II. Análisis de la situación y la lógica de la intervención

Los retos, los objetivos y los tipos de estrategias de apoyo al turismo rural son muy variados en función de los destinos, lo cual supone ciertos desafíos al momento de diseñar una lógica de intervención. 

Jenny Holland, Michael Burian y Louise Dixey (2003)* explican que en Europa es frecuente que el turismo sea considerado como un motor de regeneración de las zonas rurales, en particular en lugares donde las cadenas de valor agrícolas tradicionales van en declive. Es por eso que las estrategias de desarrollo del turismo rural se concentran de manera mayoritaria en los visitantes domésticos y la restructuración económica. Debido a que las instalaciones y la infraestructura que permiten la recepción y el tránsito de visitantes (hospitales, carreteras, servicios, etc.) ya están establecidas, la estrategia consiste en adaptarlas para fines turísticos, comercializar las atracciones rurales y atraer a los clientes, especialmente a los visitantes nacionales que residen en las ciudades. En Francia, por ejemplo, el turismo rural ha aportado una contribución importante a los ingresos tanto de los agricultores como de las comunidades rurales. Y no necesariamente sustituye los ingresos agrícolas, más bien, el auge del turismo rural ha generado ingresos adicionales y conexiones intersectoriales. 

En los países en desarrollo, las estrategias de apoyo al turismo rural están basadas en la diversificación de la economía del campo. En este contexto, el turismo es promovido como una nueva actividad, complementaria a la agricultura o a la caza (en el caso de zonas naturales protegidas) y que permite en cierta medida realzar su valor a través de la promoción de la región, de las técnicas tradicionales de producción y del patrimonio cultural. El apoyo al turismo rural está orientado a la búsqueda de nuevas fuentes de crecimiento y oportunidades de empleo directamente en el terreno, mientras que la agricultura a pequeña escala se enfrenta a limitaciones cada vez mayores. El desafío, y por lo tanto la estrategia que se desprende de él, consiste en crear nuevos activos, por ejemplo, alojamiento y nuevas infraestructuras, como construir un camino pavimentado para mejorar el acceso al destino desde los principales lugares de residencia o los puntos de llegada de los turistas y facilitar su desplazamiento en el interior del destino o desarrollar los servicios de gestión de residuos. De esta manera, el turismo es una oportunidad de invertir en infraestructura y servicios decisivos para el desarrollo económico en una zona en vías de desarrollo, en preparación ante posibles recaídas económicas fuertes.  

Un reto mayor en los países en vía de desarrollo es la competitividad de los destinos rurales. Es frecuente que exista una diferencia importante entre los prerrequisitos para el desarrollo de un destino turístico atractivo y las características iniciales de la zona rural en la cual se desea intervenir, como se muestra en la tabla siguiente:

Prerrequisitos/
factores habituales para el desarrollo turístico
Características comunes
de las zonas rurales
Un producto o un producto con potencial atractivoMuy variable. Puede tratarse de atractivos únicos, de una ubicación práctica para los clientes de las ciudades, entre otras cosas. Algunos territorios tienen poco que ofrecer.
Accesibilidad: infraestructura de transporte, tiempos de traslado y nivel de comodidad aceptablesAlejadas de las ciudades, caminos de mala calidad, poco o ningún tipo de transporte (avión, tren, autobús, etc.). 
Inversión pública y privada en las infraestructuras de recepción y alojamiento.Acceso limitado al capital y a las instituciones de crédito, baja prioridad para los gobiernos. 
Habilidades ligadas a la industria de los servicios y de la hospitalidad Pocas habilidades (emigración de personas con formación universitaria), gran distancia cultural entre los turistas y las poblaciones locales..
Abastecimiento regular de recursos y materiales de calidadProducción comercial poco desarrollada y competitiva frente a los mercados. 
Conocimientos en mercadotecnia y ventasDesventaja ante las redes de promoción y distribución turística, falta de conocimiento de los estándares de calidad, higiene, seguridad y comodidad esperados por los turistas. 
Variedad de productos y de atractivos turísticos que permita ofrecer viajes combinados.Poca concentración de atractivos y productos turísticos en un solo lugar (en oposición a las ciudades).
Table adaptada a partir de Jenny Holland, Michael Burian y Louise Dixey (2003)

Otro de los retos principales es la relación del turismo rural con los espacios naturales -muchas veces frágiles- en los cuales se desarrollan. Los espacios naturales, los paisajes y la biodiversidad suelen ser el atributo turístico número uno de los destinos rurales. De manera que hay una tensión y una necesidad de equilibrio entre la protección del ambiente y su valor económico. En las áreas naturales protegidas, el objetivo primordial de las intervenciones es proteger el ambiente en las zonas donde ya ha sido degradado. El turismo es entonces considerado como una oportunidad de desarrollo económico y de creación de empleos, lo que podría eventualmente limitar la destrucción del ambiente local (caza y pesca furtiva, deforestación, etc.). En otras ocasiones, la degradación proviene de la actividad turística y la intervención busca limitar los efectos negativos del turismo. La herramienta predilecta en este tipo de enfoque es el desarrollo de las actividades de ecoturismo, combinando préstamos y subvenciones. 

Por último, el turismo es una actividad transversal que se inscribe en una cadena de valor correlacionada a múltiples sectores: agricultura, transporte, urbanismo, protección ambiental, gestión de residuos, agua y energía, empleo y políticas sociales. Así, la noción de sostenibilidad en el turismo rural no puede ser comprendida sin considerar también su impacto en los otros sectores. 

Por todas estas razones, el diseño de un programa de apoyo al desarrollo del turismo rural necesita un análisis profundo de la situación y que identifique el conjunto de los factores y elementos en juego. 

Referencias

PNUMA, OMT (2006) “Por un turismo más sostenible. Guía para responsables políticos” Disponible en  http://www.unep.fr/shared/publications/pdf/DTIx0884xPA-TourismPolicyES.pdf (consultado el 29 de enero de 2020).  

Holland, J; Burian, M; Dixey, L. (2003) “Tourism in Poor Rural Areas Diversifying the product and expanding the benefits in rural Uganda and the Czech Republic” en Pro-Poor Tourism Working Paper No. 12. Disponible en https://www.researchgate.net/publication/238088185_Tourism_in_Poor_Rural_Areas_Diversifying_the_product_and_expanding_the_benefits_in_rural_Uganda_and_the_Czech_Republic (consultado el 29 de enero de 2021).  


Coralie Marti es una consultora en MyE especializada en el desarrollo de proyectos de cultura y turismo y en el desarrollo de estrategias territoriales y de gestión. Coralie ha participado en PRiME como facilitadora del curso de Fundamentos de MyE 1 online.

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